lunes, 14 de febrero de 2011

San Valentín


Este día nunca ha sido un día esperado para mí, más bien siempre ha sido un día corriente y he pretendido pasarlo de puntillas. Sólo tuve ocasión de celebrarlo mientras estaba con chico 1 y el no era muy dado a este tipo de cosas…así que nunca he podido experimentar la magia de este día.
Para mí las demostraciones de amor no deben darse sólo hoy, ni los detalles, el amor es cosa de valientes que 365 días al año y 24 horas al día se desviven por demostrar lo que sus corazones sienten sin miedo a sufrir, soñar, gritar o incendiarse. Pero es un día como cualquier otro para poder hacerlo, y me parece genial que la gente celebre su amor y grite a los cuatro vientos que está enamorada. Pero para los corazones solitarios, como yo, no deja de ser un día en el que nos recuerdan que nuestro corazón no está completo, que nos falta esa pequeña magia que llene de color nuestros días.

Así que hoy desde el comienzo del día he estado un poco tristona, viendo a la gente sonreír, cargadas de rosas, dulces, llamadas interminables por teléfono, besos y abrazos, y hasta globos gigantes, y aunque, no me malinterpretéis, me encanta ver esas muestras de cariño, no puedo evitar sentir cierta envidia.

Cuando por fin el día llegaba a su fin y ya iba ataviada con mi tarrina de helado de tarta de queso y fresa dispuesta a pasar una noche solitaria y aburrida cara a una película romanticona a más no poder y a derramar mil lágrimas por esa mitad que no encuentro, he hecho una pequeña parada en el hospital para visitar a mi mami. Y para mi sorpresa mi día ha dado un giro inesperado, el niño de mis ojos estaba allí, mi primito de 7 años, al que adoro me saca una piruleta de corazón y me dice ¡¡Feliz San Valentín!! Yo toda emocionada le doy un mega abrazo y le pregunto que dónde ha aprendido eso, y me dice que su profe les ha dicho que hoy es un día en el que se le tiene que decir a las personas que las quieres con un dulce.

Así que toda agradecida a mi pequeño San Valentín, decido guardar el helado para otro día y contaros con una gran sonrisa en mi cara que hay una personita que me quiere mucho porque hoy me lo ha dicho con un dulce.

3 comentarios:

David dijo...

Hola Estela, asi me gusta, que hayas tenido un final de dia asi. Yo entiendo que tu primo te quiera tanto.. jejejje.
Un besazo y buenas noches!!!!

Juan Rodríguez Millán dijo...

Qué bonito, je, je, je... Me alegro mucho de ese final feliz. Y espero que lo de tu madre no sea nada, no sabía que esuviera en el hospital...

Tienes razón en todo. No tiene por qué ser un día especial, pero es tal el bombardeo (en el que he caído hasta yo en mi blog...) que estando solo es inevitable sentir esa envidia. Por lo menos, yo también la siento.

Estela dijo...

David: La verdad que ha sido una grata sorpresa que ha alejado de mi la tristeza del día por unas horitas. Espero que tu día fuera genial
Un besitooo!

Juan Rodríguez: Mi madre lleva ya un tiempo en el hospital, pero afortunadamente, ya ha pasado lo peor, ahora es sólo cuestión de tiempo y mucha paciecia que se recupere.
Exacto! Para mi es un día en el que hasta los comercios te recuerdan que estás sin tu mitad. Es inevitable sentir envidia, aunque sana. Esperemos poder celebrarlo el año que viene!
Un besito!