viernes, 16 de mayo de 2008

Intuición femenina, sospecha, verdad...



Siempre se ha dicho que las mujeres tenemos un sexto sentido llamado "intuición", ese sentido, se supone que nos aporta la capacidad de "adivinar" o presentir sensaciones o incluso hechos, se supone que con él, somos capaces de saber cuando alguien miente, cuando alguien siente...Hasta ahora, yo siempre había sido capaz de detectar todas esas cosas, siempre que yo no estuviera implicada. Parecía algo sencillo, aunque yo lo atribuía más a la capacidad de observación que a la intuición, razón por la cuál, era lógico que conmigo nunca funcionase, porque yo no puedo observarme a mi misma. Ahora creo que la intuición femenina está compuesta por ambos factores.
Siempre he sido una chica que ha considerado la sinceridad como un bien escaso, sabes que te he pedido muy pocas cosas, pero la verdad siempre, desde un principio. Aquella tarde de Sábado, ya intuí, que en las razones que tú me dabas, algo fallaba, carecía de sentido. Sólo se me ocurría una razón que aventurara ese final, nuestro final. Te la dije, y te pedí por favor y con lágrimas en los ojos, que me dijeras la verdad, porque prefería saberlo ahora y por ti, que no después y por otra persona. Porque si algo tienen estas cosas, es que la verdad siempre sale a la luz. Mirándome a la cara, negaste que esa fuera la razón. Que no había nadie más.

Un profesor mío siempre nos decía que no teníamos porque ir al cine a ver fantasías porque: "La realidad siempre supera a la ficción" Así que, dos semanas después de aquella tarde, cuando parecía que poco a poco las aguas iban volviendo a su cauce y que la situación se iba normalizando, en uno de esos encuentros virtuales, te delataste a ti mismo. En el momento en que me dijiste: "...hablando con una..." Mi intuición ya no era tal, se había trasformado en una sospecha. Después de todo, sí te conozco. Demasiadas charlas hemos tenido como para no hacerlo.
Así que armándome de valor intenté que me dijeras la verdad tú mismo, pero la cosa fue que no fuiste capaz de admitirlo hasta que no te lo puse en bandeja. Supongo que creerás que mi reacción fue por el hecho de que haya otra, si piensas eso es que, al contrario que yo a ti, tú no me conoces en absoluto. No diré que no me molesta, no diré que no me duele, porque estaría mintiendo. Y más, sabiendo que decidiste tirar nuestra historia por la borda por una chica que habías conocido la noche de antes. Poco significaría para ti nuestro pasado, y mucho menos
Lo que sí diré es que no me puedo creer que tú me mintieras. La única persona en la que confíaba que nunca lo haría. El chico que decía que un hombre vale lo que vale su palabra, y para mi, ahora, ¿qué esperas que valga la tuya? Me mentiste a la cara, a la cara de la chica que más te ha querido, que lo hubiera dado todo por ti, a la cara de la chica que te miraba con lágrimas en los ojos porque le estabas diciendo adiós. Lo mínimo que me merecía era la verdad. Porque lo mejor que teníamos, lo que para mi, hacía que esta historia fuera lo más especial que me había pasado, esa sinceridad, esa seguridad de que, pasara lo que pasara, podíamos hablar de todo, se esfumó en el momento en el que mi sospecha se trasformó en verdad.

A pesar de todo lo que me dijiste, no cambio nada de lo que en su día te dije, ni de las decisiones que he tomado. Nunca seré capaz de odiarte. Lo único que pido es tener, algún día, la suerte, que tú tuviste, de encontrar a alguien que me quiera como yo te he querido a ti. Sólo espero, que cuando ese día llegue, no cometa el mismo error, que cometiste tú aquel Sábado, y sepa valorar a la persona que tengo a mi lado. Error del cual, no es por vanidad ni prepotencia, estoy segura de que algún día te arrepentirás.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Todas las historias tienen un final



Todos sabemos que las historias tienen un principio y un final. A medida que vas leyendo una historia te das cuenta de que tiene el final que le correspondía, pero ¿y que pasa con aquellos finales que esperabas que fueran diferentes? En mi caso, releo la historia para ver si se me ha escapado algún detalle que me condujera a ese final, pido opinión a otras personas y no paro hasta encontrarle el sentido.


Eso es lo que llevo haciendo desde que acabó nuestra historia, y no sólo porque no esperaba que ese fuera nuestro final, sino porque ni siquiera hay una razón para eso. He llegado a muchas posibles razones, incluso una vez me aventuré a decirte por cuál me inclinaba, hoy, ya ni siquiera se, si elegí la correcta.


Hasta ayer creia que yo era la culpable, o al menos en parte, algo tenía que haber hecho para que la cosa saliera tan mal, una relación siempre es cosa de dos, y las alegrías y los enfados siempre se viven al 50%, o eso debería ser. Pero, en una relación como la nuestra, en la que al final sólo yo tiraba de ella, sólo yo estaba pendiente de ti, sólo yo...No creo que la culpa haya sido mia. Y si he tenido la culpa de algo ha sido creer que las cosas cambiarían, en conformarme con lo más mínimo que me dabas. Pero ¿sabes qué? ¡Que me merezco más! Y lo peor de todo es que no he sido consciente de ello hasta ayer, cuando me di cuenta de que una vez aliviado tu sentiemiento de culpa, hasta luego, muy buenas. Que no fuiste capaz de complacerme en una cosa tan sencilla como la que te pedía, porque tú en esas cosas no eras constante bla bla bla..., y ahora de repente ¿ya lo eres? ¿o es que todos lo tienen y tú no? Sea como sea, la cosa se reduce a que cuando yo te lo pedí me decías que era una chorrada, y ahora que te lo dice un amigo tuyo, ya no lo es. Y como siempre, comparándome con tus amigos, yo en segundo lugar.


Así que se acabó, me permitiré llorar por el final de esta historia lo mismo que tú te permitiste preocuparte por ella. Quizá mañana me arrepienta de mis palabras, no lo se. Pero, hoy soy una Campanilla enfadada que ve como Peter se aleja con los niños perdidos.

lunes, 12 de mayo de 2008

Recuerdos febriles


- ¿Si?
- ¿Estás en casa? ¿Cómo estás?
- Sí, bueno hoy un poco mejor, gracias por llamarme
- ¿Vas a hacer algo esta tarde?
- Tengo fiebre, no puedo salir de casa
- Pues voy a verte!
- ¿Qué??? Estoy hecha un asco! Además, ¿no tienes que trabajar?
- No, hoy me han dicho que no vaya. En 15 minutos estoy ahí
- Vale. Un beso

¿Qué ha cambiado desde entonces? ¿Dónde han quedado las tardes tirados en la cama cuidando el uno del otro? ¿Sólo las recuerdo yo? No ha sido un delirio producido por la fiebre, realmente pasó. Cuando aún te importaba, pasó. Siempre que estaba malita venías a verme. Incluso cuando tú lo estabas, venías a verme y yo te cuidaba. Hoy, no sólo no has venido, sino que ni siquiera sabes que estoy malita.

sábado, 10 de mayo de 2008

En días como hoy...



En días como el de hoy, dónde todo parece gris y frío, y tu perfecto plan de Sábado se ha ido al traste, no hay nada mejor que poder observar, como poco a poco, los rayos de sol penetran entre esa oscura masa de nubes negras, que ese frío con el que te has levantado, y te ha estado acompañando toda la mañana, va dejando paso a una sensación cálida más propia de la época. El sol se está abriendo paso y acaba iluminando toda la habitación.


Es un día totalmente diferente al que he visto cuando me he despertado. Entonces pienso: ¿La importancia que le damos a las cosas depende del momento en el que ocurren? Quizás no dependa única y exclusivamente de ello, pero sí influye. Si yo me acabara de levantar ahora, lo primero que habría visto sería la luz brillante del sol y un cielo totalmente despejado, habría cogido cuatro cosas y me habría dispuesto a pasar el día que había planeado. En cambio, me he levantado antes de lo previsto y visto el día que hacía se me han quitado las ganas de crear un nuevo plan de Sábado. Si esto pasa con el plan de un día, ¿por qué no puede ocurrir en todos los ámbitos de la vida? ¿Y si también ocurre con la felicidad? Cuando recurres a esas pequeñas cosas que sabes que te hacen feliz, o al menos consiguen arrancarte una sonrisa ¿consiguen su objetivo sólo dependiendo del momento en el que pasen? Sólo la idea de pensarlo me aterroriza.
La felicidad es una emoción, libre de estar definida, si no es bajo la mirada subjetiva de cada uno. Pero, ¿el momento también influye en la felicidad? ¿Y si influye en el grado de felicidad alcanzado? Ante tantas preguntas lo mejor es cuestionarse ¿Qué te hace feliz? Aquí van algunas de mi lista.
1. Despertar y saber que puedo quedarme un ratito más durmiendo
2. El olor a lluvia
3. El sonido de mi movil anunciando que tengo un nuevo mensaje
4. Acostarme y oler el aroma de mi muñeca repollo en la almohada
5. Conducir oyendo la canción que más me gusta
6. La sensación de un trabajo bien hecho
7. Saber que cuento con mucha gente que sólo está a una llamada de distancia
8. Oir esa canción en la radio
9. Encontrarme a gente que hace mucho que no veo
10. Sorprenderme tarareando esa canción que hace tanto que no escucho
11. Ver fotos
12. El sonido del mar
13. La sensación de cuando estrenas algo nuevo
14. Comerme una bolsita de chuches
15. Emocionarme con una película
16. Esa sensación de cuando te acuestas, el calor, el comfort que sólo tu cama te ofrece
Sólo son algunas de ellas, la lista, y doy gracias por ello, es muy larga. Después de todo, puede que las cosas sí dependan del momento en el que pasan, pero sea cual sea ese momento, estas siempre consiguen sacarme una sonrisa. En días como el de hoy, en dónde el ánimo acompaña al tiempo, os invito a que le deis un toque de color a vuestro día recordando qué os hace felices. Y a compartirlo con el resto. Puede que entre todos, consigamos aumentar nuestras listas.

viernes, 9 de mayo de 2008

La pequeña, de ojos rasgados y coletas


Siempre se ha dicho que cuando una puerta se cierra, se abre una ventana.
En estos días, en los cuales, he visto cerrarse mi puerta, esa que conducía a mis sueños, esperanzas e ilusiones, me he sentido perdida, desorientada, como si mi mundo perdiera el sentido, al menos, el que yo le había dado hasta ahora. Y era incapaz de ver, que a mi lado, estaba esa ventana que me sacaría de allí.
Cuando estás en una habitación oscura y sin salida no hay mucho que puedas hacer, excepto intentar buscar una manera de salir de allí. Mi primera opción fue replantearme muchas cosas en mi vida. Has marcado un antes y un después, conozco a la chica de antes, pero ahora tengo que formar a la de después. Así que he estado teniendo citas a ciegas conmigo misma. Intentando averiguar quién soy, lo que me gusta de mi, lo que no, de lo que estoy orgullosa, lo que quiero mantener, lo que quiero borrar, lo que quiero cambiar...qué me ilusiona, qué me da miedo, cuáles son mis sueños, si los has cambiado... un sin fin de preguntas más.
La respuesta, no siempre es fácil, muchas se quedan sin ella, esperando que sea el tiempo quien la decida. Pero otras la obtienen. ¿Y qué hacer con esas respuestas que te sorprenden?
Yo soy la de siempre, y sorprendentemente, me gusta, me gusta como soy. Tengo mis defectos, puede que el mayor de ellos sea la confianza ciega que deposito en la gente. Pero también tengo mis virtudes, no tengo maldad y no concibo que la gente la tenga. Tengo mis sueños, mis esperanzas e ilusiones, llevan conmigo desde niña y la lista sólo tendría que ir en aumento, no ir disminuyendo con el paso de los años. Puede que algunas personas tengan razón, puede que aún lleve la venda en los ojos, esa venda de inocencia que todos tenemos cuando somos niños, la que te permite decir: "Cuando sea mayor quiero..." sin darte cuenta de que, mientras dices esa frase, ya te estás haciendo mayor y que lo que no hagas ahora, no podrás hacerlo en otra ocasión. Quiero creer que esa venda que llevo es una de las cosas que me hace especial, que permite que siga creyendo en mis cuentos de hadas. Y que mantiene la esperanza de que si tú no has sabido quererme de verdad, alguien lo hará, y entonces, el cuento se hará realidad.
A pesar de ello, hay preguntas a las que no he podido responder, me he cuestionado cosas que jamás había pensado que pondría en duda. Enfrascada en estos pensamientos decidí salir a pasar un buen rato y reirme un poco.
De vuelta a casa, algunas dudas volvieron a asaltarme. Un semáforo en rojo, me dispongo a averiguar quienes son los vecinos del coche de al lado, y puedo ver, a través del cristal manchado de pequeñas gotitas de agua, a una preciosa niña de ojos rasgados y coletas. Le sonrio, por muy triste que esté, no puedo evitar sonreir cuando veo a esos pequeños seres. Pero lo más maravilloso del mundo es que me devuelve la sonrisa y una sensación de alegría se apodera de mi. En ese momento el semáforo cambia de color, los coches arrancan y la pequeña agita su manita para decirme adiós.
Aún queda un poco para llegar a casa, lo mismo que para salir de esta habitación oscura, pero la buena noticia es que he encontrado la ventana. Ella me la ha señalado. Y es que supongo que así es la vida, cuando todo está oscuro, hay que parar, tomarse un descanso para observar que hay miles de personas que aún deben cruzarse en tu camino para hacerte sonreir.
A ti, pequeña, te deseo lo mejor y siempre te recordaré como la personita que me demostró que cuando todo está oscuro siempre existe una ventana por la que dejar que entre el sol, que ha llegado la hora de cambiar el rumbo y empezar de nuevo.

jueves, 8 de mayo de 2008

Otro Jueves lluvioso...



Supongo que lo que me dijo ayer mi madre sobre mi estado de ánimo y el tiempo debe ser cierto, porque hoy llueve y lloro. ¿O es que, de nuevo, es Jueves?
Como dice la canción de Mecano: "Aunque, la historia se acabó, hay algo vivo en ese amor, que aunque empeñados en soplar, hay llamas que ni con el mar..." Eso mismo siento yo hoy con nuestra historia.
Pueden, puedes, incluso puedo, pensar que estoy loca, pero desde el momento que te conocí aquella noche, en aquella cena - ¿quién me mandaría a mi ir allí...? - supe que estaríamos juntos. No sabía cuando, no sabía cuanto, pero sabía que esperaría hasta que pasara. Han sido muchas, muchísimas las cosas que nos han ocurrido desde ese momento, pero al final siempre se arreglaban las cosas. Supongo, que esta vez, una parte de mi seguía pensando que eso pasaría. Pero hoy, que hace dos semanas de nuestro último día, supongo que la parte de mi corazón que anhela que vuelvas con todas sus fuerzas, poco a poco, las va perdiendo. Y el resto de mi llora con ella. Porque a pesar de todo, yo sigo queriendo estar contigo, con ese que en días como hoy, sale a la calle sin paragüas porque los odia. Ese que puede pasarse un día entero en la cama viendo películas de dibujos conmigo. Ese que me acompaña de compras y hace que vuelva a casa con las manos vacías. Ese que es capaz de oir la misma canción mil veces y emocionarse como la primera vez. Ese que no se enfada cuando me duermo viendo una peli y me cuenta lo que ha pasado mientras yo dormía. Ese con el que no me canso de hablar. Ese que hacía que estar con él fuera más importante que cualquier capricho que pudiera apetecerme. Ese que siempre me despertaba con un beso. Ese al que, aún hoy, quiero con toda mi alma porque ese eres tú. El gran amor de mi vida.
¿Cómo puedes decir que te acuerdas de mi y no echarme de menos? Si yo cada vez que recuerdo algo sobre nosotros se me encoge el corazón. Puede que para ahorrarme dolor y lágrimas mi mente haya bloqueado algunos recuerdos, pero estoy perdiendo el sonido de tu voz, aunque no el de tu risa. Y es triste saber que algo que anhelo tanto, sea incapaz aún, de poder recuperarlo. No te haces una idea de lo que me gustaría volver a verte, desde que te fuiste llevo imaginando ese momento, pero se que aún no puedo. Porque no puedo imaginarme andar a tu lado sin poder cogerte de la mano, no puedo imaginarme subir a tu coche y no darte un beso, porque no puedo quedar contigo y no pedirte que me abraces una última vez...Pero tranquilo, yo lo he aceptado, no vas a volver. Ahora necesito tiempo para asumirlo y para que esa parte de mi, que sigue esperándote, se rinda a la evidencia de que no lo harás. Mientras, se quedará con los recuerdos de aquel Jueves.

miércoles, 7 de mayo de 2008

La misma piedra


Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Yo soy un claro ejemplo de ello, de hecho, la mayoría de las chicas que conozco lo son también.
Hoy mi estado de ánimo estaba oscuro, como el día. A partir de ahora, ¿va a ser así?, ¿cuando haga sol estaré contenta?, ¿cuando esté nublado triste? y ¿cuando llueva lloraré? Sea como sea, hoy no ha sido mi día. Ante tal situación y visto el día que hacía, he decidido volverme a la cama y taparme hasta arriba, supongo que intentaba volver a sentir esa seguridad de cuando eres pequeña, tienes miedo y te tapas hasta arriba convirtiéndote inmediatamente en invisible, y por lo tanto, a salvo. Pero, supongo que ese efecto tiene su edad de caducidad, porque hoy a mi me han encontrado los fantasmas de los que me escondía.
Después de unos cuantos recuerdos, haciendo honor a mi sexo, me he hecho todos esos "buenos" propósitos que solemos hacernos las chicas cuando una relación acaba por decisión de la otra persona; "Nada de volver a ser la tonta, en la próxima relación no paso ni una, no me vuelvo a fiar ni de mi sombra...y una larga lista de etc que todos conocemos" Pero a mitad me he parado y he pensado: ¿Para que narices pierdo el tiempo en confeccionar esta lista si en cuanto vuelva a colarme por alguien, si es que lo hago, volveré a ser la tonta de siempre? Es como los propósitos de año nuevo, están muy bien la primera semana, pero con el tiempo, se van olvidando y a final de año te sientes fatal porque no has sido capaz de cumplir ninguno. Con esta clase de listas a mi me pasa lo mismo, cuando conozco a un chico se me olvidan todos esos propósitos y cuando se acaba todo lo único que consigo es sentirme fatal conmigo misma por no haber sido capaz de cumplir nada de mi lista. Así que, esta vez prefiero ahorrarme la faena. A ver si así también me ahorro el enfadarme conmigo misma por no cumplirla. Aunque, me consuela el hecho de pensar que a pesar de no haber lista esta vez, he aprendido mucho, me has enseñado mucho, y que los errores que he cometido no volverán a repetirse, al menos, los más grandes.
Con estos pensamientos decido salir de mi escondite y enfrentarme al mundo, pero la cosa no mejora parece que las nubes hoy le han tapado el sol a todo el mundo, esa canción en la radio, ese recuerdo que se me viene a la mente...y me rindo, a pesar de haberme hecho una lista de promesas para este tipo de situaciones, hoy no tengo fuerzas ni ganas para recordar todo lo que puse en ella, así que, vuelvo a caer en los mismos errores. He tropezado, de nuevo, con la misma piedra. Hoy he pasado el día con tu fantasma.

martes, 6 de mayo de 2008

Ese último momento


A lo largo de toda la vida las personas vamos creando nuestra propia banda sonora, es extraño que un mismo cd que te trae tantos recuerdos, sea al que recurras cuando quieres levantarte el ánimo, cuando quieres llorar, o simplemente cuando necesitas cantar a voz en grito. Yo lo encontré hace mucho tiempo. Para mi ese cd es Más de Alejandro Sanz.
En un día extraño como el de hoy dónde no tienes obligaciones, ni tareas pendientes, ni ganas de enfrentarte al mundo puede que lo mejor sea recurrir a ese cd y salir de casa, aunque yo lo he hecho en mi propia cápsula de seguridad. Mi coche. Conducía sin rumbo hasta que he escuchado esta canción y me he armado de valor para enfrentarme a mi fantasma. Quizás muchos me acusen de falta de imaginación, otros opinen que un blog no es para esto, pero alguien me dijo que este era mi mundo, que si escribía era para mi no para quien me leía. Y hoy dejaré que sea él quien hable por mi...
Ahora que tengo la ocasión, quiero que hablemos los dos. Tú, de mí; yo, de ti, del corazón, que sí. Que nunca es bueno el momento hasta que no hay otra opción. Siempre es el mismo cuento...ese último momento.
Hoy que tenemos la oportunidad -la tengamos o no-, nos callaremos los dos. Tú, por mí, yo, por ti, por no enredar, !ya ves! ¿Por qué será que lo hacemos? Incluso, viendo llegar ese último momento, cuando no queda tiempo, cuando no queda tiempo, para decir, siquiera: "Te voy a echar de menos"
Si vas a irte...vete, pero no te despidas; sal de noche, sal a oscuras, sal descalza y de puntillas, niña vete, vete y cierra la puerta, que no quiero verte salir de mi vida.
No más plazos aplazables. Si ha de ser así, adelante. Y mejor este momento, déjalo para algún otro instante. Acabemos cuanto antes, nadie tiene que arrastrarse, este último momento, vívelo, y los demás, los demás, que aguanten. Y los demás, que aguanten.
Ahora no tengo la ocasión -no la tengo, que no, que más da, ya pasó-, cuánto lamento que al final no hablásemos ninguno de los dos porque ahora nos sobra tiempo para pensar qué pasó en ese último momento, cuando no tuve tiempo -ni tú-, para escribir los versos de cuando aquellos besos.
Si estás oyendo, vuelve. Ni siquiera saludes; con la luz de la mañana abre puertas a patadas niña vuelve, que no hacen falta razones, me muero por verte, volver a tenerte.
No más dudas razonables, para mi no es comparable, este último momento me robó el milagro de tenerte a cada instante. Acabemos cuanto antes, con un siglo habrá bastante. Este último momento es de los dos, y los demás, que aguanten.
No más dudas razonables, para mi no es comparable, este último momento me dolió, por culpa de un instante. Acabemos cuanto antes con un siglo habrá bastante. Este último momento es de los dos, y los demás, y los demás que aguanten y los demás...

lunes, 5 de mayo de 2008

La prueba de fuego


Desde que decidimos que no queríamos ser sólo un recuerdo y que intentaríamos ser amigos he estado siendo machacada con miles de opiniones sobre la imposibilidad de esa decisión. Frases como "eso siempre se dice", "es muy bonito, pero en la práctica sabes que no es posible", "al principio puede que sí, pero con el tiempo la que saldrá dañada de esto eres tú", "eso es imposible, nadie que conozca lo ha conseguido" han estado inundando mis oídos.
Admito que nunca he sido partidaria de esa idea, y que de hecho, con nadie con quien he tenido una mínima relación he podido ser su amiga después de. Pero tú eres diferente, nuestra situación siempre ha sido diferente, y tú y yo ¿cuándo hemos hecho lo que tocaba?
¿Por qué no se puede ser amiga de un ex? Supongo que cientos de personas se hacen la misma pregunta todos los días, y obtienen facilmente la respuesta, porque no se puede ser amiga de alguien de quien se está enamorada. Pero pensándolo friamente, ¿quién mejor que esa persona te conoce?, ¿con quién tienes más confianza? si cuando tienes pareja necesitas su consuelo, su apoyo...¿por qué ahora no? ¿qué ha cambiado? ¿por qué tenemos que dejar atrás a personas maravillosas, que nos han hecho felices, sólo porque hayan dejado de desempeñar un rol en nuestra vida?
Con todos estos pensamientos y tras muchas consideraciones, ayer decidí conectarme, enfrentarme a los hechos y ponerme a prueba a mi misma. Todavía no he dejado de sentir, no se cuanto me costará, pero decidí que si teníamos otro encuentro y salía ilesa podía ser tu amiga, si no, supongo que volvería a hacer otro intento, porque como te he dicho muchas veces...por ti, lo que sea. Por suerte todo salió bien, incluso tocamos el tema "nosotros" y no hubo lágrimas, aunque no pude evitar que cada vez que evocamos un recuerdo mi corazón se encogiera. Aún nos queda mucho camino por recorrer, el tema "nosotros" no es al que más temo, se que tendré mis días en los que me costará ser sólo tu amiga, pero has sido mi primer chico para todo, ¿por qué no ser también el primero que me hace cambiar de opinión?, además tenemos una lista de cosas pendientes para hacer juntos y te aseguro que quiero llevarla a cabo. Como tú mismo dijiste, no se como acabará esto, pero no me desagrada el rumbo.
Ayer, por primera vez en una semana, sentí que había tomado la decisión correcta, que de nuevo vuelvo a estar encaminada, y que una vez más, el mundo, con nosotros, se equivoca.

domingo, 4 de mayo de 2008

Siete días...



Hoy hace una semana, tan sólo siete días desde que te marchaste. Para mi, una eternidad. Siempre había escuchado en boca de los amantes más pegajosos eso de las horas sin ti se convierten en días, los días en semanas...Hoy comprendo que no exageran, sólo atravesaban la misma semana que he tenido yo.


No han sido siete días cualquiera, porque además de ser los siete días de después de...estas fechas también eran un cúmulo de recuerdos. ¿Cómo una semana puede acumular tantos días especiales? El Lunes la última vez que hablamos por teléfono, el Miércoles la última vez que fui a verte y vi una peli contigo, el Jueves nuestro último día y hace un año, la fiesta en Betty. El Viernes día dos de cada mes, y el Sábado...el Sábado fue el punto y final a la época más feliz de mi vida, al menos, hasta el momento.


Muchas veces hablábamos sobre nuestra historia y sobre si alguno de nosotros se arrepentia de algo, hoy cambio mi respuesta y digo que sí, me arrepiento de haberme estado negando a mi misma lo que siempre he sabido, de haber pasado hasta por el aro más pequeño, me arrepiento de no haberte explicado las cosas más de una vez, de haberme acostumbrado a contentarme con el mínimo detalle, de hacer mil cosas por ti aún sabiendo que no las valorarías. Y lo más triste es que me acostumbré a ello, y era feliz, te quería como a nadie y me consolaba pensando que si estabas conmigo algo tendrías que sentir y que si no lo expresabas era porque eras así...Pero, a pesar de todo ello, de lo que más me arrepiento es de los besos que no te he dado, de los abrazos que me he guardado, de que esa escapada de la que siempre hablamos se haya quedado sólo en eso, de que ese viaje que planeamos al lugar dónde siempre hemos soñado ir vayas a hacerlo sin mi, de que no hayamos podido acabar y empezar el año juntos ninguna vez; aunque no sabía que este año era nuestra última oportunidad. De los sueños que no te he contado, de todo lo que aún no se de ti, de todo lo que aún no sabes de mi, de todos los recuerdos donde no vas a estar, de que si hubiera sabido que el último día era nuestro último día hubiera cambiado muchas cosas...Pero el problema es que sólo yo me arrepiento de esto.


Han sido siete días horribles, pero a la vez, llenos de logros. He conseguido levantarme sin que mi madre tenga que obligarme a enfrentarme al día. Me he puesto ropa que recuerdo haber llevado en días clave en mis recuerdos o que compré pensando que te gustaría. Puede venirme algún recuerdo a la mente y no ponerme a llorar, aunque con algunos sigo sin conseguirlo...Puedo salir a la calle sin miedo a ponerme a llorar. He conseguido subirme al coche sola. Escuchar el ipod, aunque algunas canciones sigo teniendo que pasarlas. Y hoy, domingo por la tarde, me he tumbado en mi cama a ver la tele, sin ti. Desde luego nada comparable a como cuando lo hacía contigo, pero ha sido un paso hacia delante que he dado yo sola. Aunque no todos los pasos de esta semana los he podido dar sola, muchas personas me han ayudado, pero hubo un gesto que me llegó al corazón y por eso en especial quiero agradecertelo a ti, porque entendiste que no quisiera salir ese día y a pesar de eso me obligaste a ir, pero sinceramente, lo que me más me llegó fue que me consintieras que no me enfrentara a mi fantasma ese día y todo lo que hiciste para evitarlo, porque nadie mejor que tú sabe que era incapaz.

Ha sido una semana muy dura, ni siquiera he podido enfrentarme a escribir aqui por miedo a que al dejar salir las palabras de mi se colara algún recuerdo escondido en mi corazón que hiciera que las noches fueran más largas. No quiero más sueños porque es todo tan real, estás aquí, me hablas, te oigo, siento tu calor... y el despertar es horrible, al abrir los ojos sólo tu fantasma me acompaña, todo el día está a mi lado, hasta que me vuelvo a dormir y entonces te recupero. A pesar de todo, cada día rezo para que no faltes a la cita.