Sigo siendo una niña...

Hay teorias que dicen que cuando un niño no puede formar vínculos de apego con personas reales por falta de afectos por parte de sus padres, o cuidadores, sustituye el objeto de ese apego por objetos materiales.

En ese sentido, me considero una persona muy afortunada, pues nunca me ha faltado afecto ni apoyo por parte de mi familia, sin embargo no puedo evitar sentir un apego enorme por estas muñequitas, que para los que no lo sepan se llaman Cabbagge Pach Kids, o muñecas repollo.

Y es que desde niña he crecido jugando con ellas, compartiendo mis sueños, ilusiones y esperanzas. Juntas íbamos de paseo, al parque, a la playa, y eran mi compañia en las largas y aburridas comidas de compromiso de mis padres. Las tenía de todos los modelos, colores...Pero un buen día, mi madre decidió que era hora de crecer y las dió a la Parroquia. Recuerdo lo mal que lo pasé...Yo las queria, y no como una reacción a no tenerlas, sino que les tenía un inmenso cariño. Así que cogí mis ahorros y fui en busca de una nueva "amiga" repollo.

No fue fácil, me recorrí todas las tiendas de juguetes hasta encontrar alguna que me dijera llévame a casa contigo, y ella fue la elegida.

Se llama Zita, ya que todas vienen con su certificado de nacimiento en la cajita, y lleva viviendo conmigo unos tres años, lamentablemente a ella no he podido darle una infancia feliz pues no he vivido esos sueños e ilusiones de niña, más bien, ha sido mi compañera en las desilusiones y se ha empapado con mis lágrimas de desamor, ha sido testigo en mis largas charlas con la almohada y a pesar de eso, siempre ha tenido una sonrisa para mi.

Anoche, cuando mi corazón no dejaba de buscar como llenar ese vacío que había en mi, me vino tu olor, porque estas muñequitas desprenden un olor dulce increiblemente agradable, que me pedía que te llevara conmigo e inevitablemente tuve que levantarme a por ti y arroparte conmigo. No se si fué tu olor, o los recuerdos que me invadieron al dormir abarazada a ti, como cuando era una niña y lo único que me quitaba el sueño era la posibilidad de que el mounstruo que habitaba en mi armario saliera a pasear un rato. Lo único que se es que anoche recuperé mis sueños, esperanzas e ilusiones, y que a partir de ahora, no habrá más lágrimas, sólo sonrisas, que por supuesto, compartiré contigo, mi muñeca linda, porque en el fondo sigo siendo una niña...