domingo, 13 de marzo de 2011

Domingos al sol


Nunca he sido fan de los Domingos, me parecen el día más triste de la semana, estás agotada y sin ningunas ganas de que llegue el Lunes. Normalmente no hay ningún gran plan para hacer porque casi todo está cerrado y suele ser día de peli en pareja, y como una no tiene con quien disfrutarla...aún es más triste.

Sin embargo, llevo dos domingos geniales, entre que el tiempo acompaña, que he tenido visita y que el ambientazo fallero es increible salgo prontito de casa y no llego hasta estas horas.

Me encantan los días así, que sin nada preparado acaba saliendo todo redondo. No hay nada que me llene más de vitalidad que las terracitas al sol, el buen tiempo, un helado, un paseito...Los Domingos ya no se hacen tristes, aunque puede que influya el hecho de que mañana no tenga que volver a la rutina, pero aunque estoy agotada del fin de semana, y aunque aún me quede una cenita para despedirlo como toca, me encanta irme a dormir con esa sensación de felicidad, de haber aprovechado bien el día, pero sobretodo de haber disfrutado con mis amigos.

viernes, 11 de marzo de 2011

Y por fin...un poco de relax


A pesar de ser Viernes y haber empezado las vacaciones de fallas...mi cuerpo y mi mente necesitan un descanso, así que he decidido dejar los trabajos, prácticas, agobios, fechas de entrega y cosas de clase para la semana que viene y regalarme un fin de semana para mi, que me lo merezco.

Las opciones eran varias: una tarde de compras, que necesito alguna que otra cosilla realmente. Quedar con toda la gente que llevo siglos diciendo que voy a quedar en cuanto tenga un rato. Hacer un poco de ejercicio o una tarde de mantita y pelis.

Como el día no acompañaba...he optado por lo último para descansar y coger fuerzas para aguantar el fiende de compromisos sociales, porque a veces no hay mejor manera de pasar una tarde que no haciendo nada.

martes, 8 de marzo de 2011

Una lección de vida


Normalmente vivmos con prisa, planeando cada uno de nuestros pasos, poniéndonos metas que cuando alcanzamos no disfrutamos, pasamos a conseguir la siguiente.

Este es un texto de el libro de Paulo Coelho "El buscador" que me ha hecho pensar realmente.

Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador...
Un buscador es alguien que busca, no necesariamente encuentra, tampoco es alguien que necesariamente sabe que es lo que esta buscando, es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.
Un día el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Camir, él había aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de si mismo, así que , dejo todo y partió. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos, allá a lo lejos, divisó Camir, un poco antes de llegar al pueblo una colina a la derecha del sendero le llamo la atención, estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles pájaros y flores encantadores, la rodeaba por completo una valla pequeña de madera lustrada, la pequeña portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en aquel lugar. El buscador traspaso el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar entre los árboles. Dejo que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de ese paraíso multicolor, sus ojos eran los de un buscador y quizás por eso descubrió sobre una de sus piedras aquella inscripción, Abdul Tarek , vivió 8 años seis meses dos semanas y tres días.

 
Se sobrecogió un poco al darse cuanta que esa piedra no era solamente una piedra, era una lapida, sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar. Miro a su alrededor. El hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenia una inscripción, se acerco a leerla decía, Yamir Kalib, vivió cinco años, ocho meses y tres semanas. El buscador se sintió terriblemente conmocionado, este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba.
Una por una empezó a leer las lápidas, todas tenían inscripciones similares, un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto, pero lo que lo conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once años. embargado por un dolor terrible se sentó y lloro. El cuidador del cementerio que pasaba por ahí, se acerco, lo miró llorar un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.-ningún familiar - dijo el buscador- ¿qué pasa en este pueblo? ¿qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar, cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente que los ha obligado a construir un cementerio para niños?
El anciano sonrió... -puede usted serenarse, no hay tal maldición, lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre, le contare: cuando un joven cumple los quince años en este pueblo, sus padres le regalan una libreta ,como esta que tengo aquí colgando del cuello, ¿ve?; y es tradición entre nosotros que a partir de ahí cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre su libreta y anota en ella, a la izquierda que fue lo disfrutado, a la derecha cuanto tiempo duró el gozo, conoció a su novia y se enamoró de ella, ¿cuanto tiempo duró esta pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿una semana? ¿dos? , ¿tres semanas y media? ¿y después...? La emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuanto duro?, ¿ el minuto y medio del beso, dos días, una semana?, y el embarazo o el nacimiento del primer hijo, y el casamiento de los amigos, y el viaje mas deseado, y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano, ¿cuanto tiempo duro el disfrutar de estas situaciones?, ¿horas?, ¿días?, así vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos intensamente......cada momento.Así cuando alguien se muere , es nuestra costumbre coger su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, escribirlo sobre su tumba, porque ese es para nosotros el único y verdadero tiempo vivido...

Y es que según sabemos...sólo tenemos una vida y yo también quiero sumar más de once años cuando la mía llegue a su fin porque la vida no se mide por las veces que respiras sino por las que te deja sin aliento.

domingo, 6 de marzo de 2011

Cuando menos piensas...sale el sol


Lo necesitaba, lo llevaba pidiendo a gritos desde hace tiempo, un día como el de hoy.

Alarma a las 11, hay que darse el placer de dormir, de vez en cuando. Desayuno, me arreglo, y me dirijo al centro para ver mi primera mascletá de la temporada. Las calles abarrotadas de gente, un día estupendo, calor, día de fallas.

Paellita en la terracita en casa de unos amigos, sobremesa llena de risas y anécdotas y sol, mucho sol, que noto como me llena de energía con cada rayito, como cambia mi humor. No pienso en los trabajos que tengo por hacer, ni en las prácticas, ni en el hospital, ni en que mañana es Lunes...sólo me rio y disfruto.

Visita a un mercadito de nuevos diseñadores a ayudar a una amiga y a hacerle compañia. La vena consumista aflora y acabo con una pulsera y un anillito. Un capricho perfecto para redondear el día.

Un batido con los amigos del cole a mitad tarde, planes, viajes, risas, planes de boda...felicidad.

Y no hay mejor final para este día que caer en la cama rendida sintiendo el cansacio que sólo da la felicidad, el agotamiento que da la risa y la satisfacción de la compañía de grandes amigos.
Espero que hayais disfrutado de un gran Domingo, como yo.


viernes, 4 de marzo de 2011

Y si estás por aquí...ven a buscarme


Los días grises y lluviosos siempre me han puesto triste. He pensando en hacer algo para animarme, pero lo que realmente me apetecería sería tener una personita especial con quien poder quedar, mi otra mitad que anda perdida por el mundo y a la que parece que no voy a encontrar nunca.
Hoy me encantaría poder estar en estos momentos super nerviosa porque a estas horas aún no se que ponerme esta noche, porque hemos quedado en dos horas para cenar y tomar algo...y él es super puntual. Mi amiga B me habría llamado ya tres veces para recordarme que me arregle pero que no sea evidente.

Por fin me decido, me ducho, me arreglo, me pongo colonia y salgo a su encuentro. Allí está, no es uno de esos chicos de belleza evidente, aunque para mi es muy atractivo, tiene ese no se que que me encanta, me tiemblan las piernas sólo de verle. Dos besos, es la primera vez que quedamos. Es todo muy relajado, enseguida congeniamos, me hace reir y es muy atento, me dice que ha pensado en un sitio, pero que si no me gusta vamos a otro...A mi me da igual, yo iría contigo al fin del mundo, pienso.

El sitio es precioso, muy acogedor, y todo tiene una pinta increible. Durante un momento ninguno de los dos dice nada, sólo nos miramos, como intentando vernos por dentro...Luego el se rie y me dice que no le mire así que le pongo nervioso. Me rio yo también. Volvemos a hablar distendidamente de todo y de nada, de él y de mi, de aficiones, de sueños, de esperanzas...Sin darme cuenta la cena ya ha terminado.

¿Qué te apetece ahora? me pregunta.
Lo que quieras, ¿mañana madrugas, no? Por no alargarnos mucho
Sí, pero es que no quiero volver a casa aún, me gusta tu compañía y valdrá la pena tener sueño mañana
No puedo evitar sonrojarme y sonreir. Pues...¿te apetece un helado?
Contigo me apetece todo. ¿Nos trae la cuenta por favor?
Yo cojo mi monedero, pero me coge la mano y me lo quita. ¿No pensarás pagar, no?
Claro!
Pues no, dejame invitarte tenía muchas ganas de quedar contigo, así que es lo menos.
Bueno, pero yo pago los helados, ¿trato?
Trato
Al salir del restaurante nos quedamos mirándonos, me coloca bien la bufanda, sonreimos, me pasa el brazo por los hombros y me acerca a él, empezamos a andar rumbo a la heladería. Hace frío pero a su lado me daría igual tardar horas en llegar.

Vaya, está cerrada. ¿Conoces alguna otra por aquí?
No...pero tengo una idea, ¿has traido el coche? Te voy a llevar a la mejor de todas!
El sorprendido me pincha sobre que no sabe si fiarse durante el camino. Para aquí le digo. Bajo a Opencor, compro dos helados y vuelvo a subir. Ahora sigue mis indicaciones. Y frente al mar con luna llena nos tomamos nuestro helado, calentitos en el coche y en la intimidad de la noche.

Tenías razón, es la mejor heladería del mundo! Pero lo que la hace especial es que tú estés en ella, dice cogiéndome la mano. Tenía muchas ganas de poder estar contigo así, solos, tranquilos...porque me encantas...
Y en ese momento el mundo se detiene porque me besa.

La noche trascurre así, entre besos y abrazos, caricias y palabras eternas, sin ganas nos despedimos...
¿Cuándo puedo volver a verte?
Cuando quieras
¿Te llamo mañana?
Claro, me encantará oirte
Un beso, dulce, como la noche.

En el ascensor suena mi movil, es un sms, de él...¿Puedo llamarte ahora?

La mayor de mis sonrisas se dibuja en mi cara...

Y es que como una niña fantasea mientras juega, mi sueño de hoy fue la cita perfecta.

jueves, 3 de marzo de 2011

Un respiro por favor!


Una de mis amigas dice que la capacidad que tiene para perder el tiempo es proporcional a todo lo que tiene que hacer.

Yo hoy me siento igual, con mi cabeza saturada y la agenda repleta de cosas pendientes sólo puedo mirar por la ventana y pensar en todo lo que me gustaría poder hacer si tuviera un ratito para mi.

Una tarde de compras en la que vuelva cargada a casa, aunque luego devuelva la mitad
Un café sin prisa y sólo por disfrutar del sabor, no para evitar dormirme en algún momento del día
Un aperitivo al sol con mis amigas
Un plan, pensado y hecho
Conducir un buen rato con mis canciones preferidas a todo volumen
Una noche de fiesta hasta las tantas bailando sin parar
Un cine
Una tarde aburrida en casa sin nada que hacer
Una visita a Sevilla para volver cargada de pendientes
Un paseo
Un día de playa
Una cita que me llene de ilusión
Una excursión
Hacerme fotos con mis amigas
Reirme hasta que me duela la tripa
Un viaje a un sitio nuevo
Dormir hasta tarde, sin tener que poner el despertador
Andar sin prisa
Tener una tarde a la semana para poder ir a aprender sevillanas
Una tarde para mi, para leer, para ver una peli, o para irme a hacer cosas
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Debería dejar de soñar, por el momento, y seguir haciendo prácticas, con un café en mano, para no dormirme en el intento.